Hay varias razones por las que un niño de 3 años puede no hablar. Algunas posibles causas incluyen un retraso del lenguaje, uno de los diferentes trastornos del lenguaje infantil, una discapacidad del desarrollo, problemas auditivos o un entorno en el que no se fomenta el habla y la comunicación.

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Algunas maneras de estimular el lenguaje en esta edad incluyen:

Conversar con ellos y preguntarles sobre sus intereses y actividades.

Leerles cuentos y libros de imagen y animarlos a hablar sobre lo que ven y comparten sus ideas.

Jugar juegos de palabras y tratar de incorporar nuevas palabras en las conversaciones cotidianas.

Animar a los niños a cantar canciones y rimas y a decir historias o chistes.

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Para que los efectos sean progresivos y la terapia efectiva, en la mayoría de las situaciones la frecuencia es de una sesión a la semana. En algunos casos puede ser necesaria, de forma puntual, una frecuencia mayor para enfrentarse a una situación especialmente dificultosa o urgente. Para otros casos puede ser suficiente una sesión cada 15 días, pero esta frecuencia más baja puede dificultar que se cumplan los objetivos marcados si se establece desde el principio en lugar de cuando ya se están consiguiendo los objetivos.

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En la terapia infantil no sólo participan las/os niñas/os. Los padres tienen un papel fundamental en el desarrollo de la misma. No obstante, dependiendo del motivo de consulta y de las características del caso en particular, el trabajo con los padres puede ser mayor o menor. Especialmente en las/os más peques la implicación de los padres debe ser mayor que, por ejemplo, en un caso de dificultades en la lectoescritura, que estaría más centrado en el trabajo con la/el niña/o.

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Sí. La disfemia en el adulto, que afecta al habla y no al lenguaje, requiere en muchos casos un doble enfoque –psicológico y logopédico- ya que las técnicas destinadas a reducir la gravedad de la tartamudez y sus repercusiones sobre la capacidad de comunicación han de combinarse con terapias de relajación y respiración que ayuden a superar los estados de ansiedad, vergüenza y angustia. Para eso contamos con el maravilloso equipo de Psicólogo Sevillano.

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Es recomendable que vengáis los dos a la primera sesión y a la entrega del informe, siempre que sea posible. Después de esto, en las sesiones de tratamiento, cuando el trabajo sea más individual con la/el niña/o, no importa que venga sólo un progenitor.

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Todo lo contrario. Desde el primer momento se trabaja para conseguir un ambiente agradable y seguro para la/el niña/o. La mayoría de las pruebas de evaluación y de técnicas terapéuticas están disfrazadas de juegos o actividades divertidas para que se sientan cómodos y el hecho de venir sea positivo para ellas/os. En nuestra experiencia, las/os niñas/os disfrutan mucho con las sesiones: les acaban cogiendo mucho cariño a la logopeda y es frecuente que expresen que no quieran dejar de venir cuando finaliza la terapia.

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Las/os más peques (4 añitos o menos) aun no son conscientes de sus dificultades, por tanto basta con decirle que vais a un sitio donde hay una persona que tiene muchos juegos para compartirlos con ella/él.

A partir de los 5 años, ya sí suelen ser conscientes de sus dificultades y de las situaciones que no están sabiendo gestionar bien, y para ellas/os también es importante saber que existe una solución para sus problemas. Por tanto, lo mejor es decirles que vais a visitar a una persona que le va a ayudar a solucionar sus dificultades y que eso hará que se sientan mejor.

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